Por Prof. Erasmo Lepage (Docente - Periodista- Investigador) / Foto Referencia
La crisis económica mundial y los conflictos en medio oriente tornan difícil al país norteamericano la adquisición y contrabando de petróleo barato. No pueden comprarlo clandestinamente a precios irrisorios, como consecuencia de la perdida de espacios geográficos recuperados hoy en día por los sirios con la ayuda rusa.
Los conflictos en Medio Oriente y Asia generaron un aumento en los gastos militares de la debilitada potencia que agotaba su arruinada reserva. Las pérdidas millonarias de capital es una de las tantas razones para detener las prácticas militares en una infructuosa confrontación con Corea del Norte pacificada en un acuerdo que le torció el brazo al soberbio imperio del norte.
Las conflagraciones bélicas generan cambios en las economías de los países del planeta, tanto en los que interviene directamente, como en los pasivos que no participan, pero sufren las incidencias colaterales.
Por una parte, Venezuela se ve favorecida como país productor y exportador, recibiendo una mayor entrada de divisas a sus arcas cuando los conflictos se agravan y se elevan los precios del barril petrolero. El aumento a 70 dólares que recibe el país engrosa cada día más las reservas en las cuentas bancarias de la nación, como producto de la venta en yuanes, dólares, euros y petros; estamos hablando de billetes verdes y moneda digital.
Muy por el contrario, ese enorme excedente monetario no se refleja en mejoría para el venezolano de a pie, quien padece una crisis hiperinflacionaria que lo hace huir despavorido a otros territorio por los elevados costos de alimentos, vestidos, calzados, productos y servicios en general.
La planificación anual, como parte del plan quinquenal de la Patria fue elaborada para el momento en un periodo de crisis y se estipuló un precio promedio de 40 dólares. Se priorizó en sus líneas la austeridad y recortes para mantener a salvo el gasto público; significó para ese entonces, un sacrificio.
En el presente, recibimos un excedente de 30 dólares por encima del monto calculado que casi dobla lo que hasta hace poco recibía el gobierno. Si aplicamos la conversión monetaria a 30 dólares excedentes entrantes, nos encontramos con millonarias sumas de bolívares devaluados que no sirven para comprar productos importados con precios de monedas extranjeras, pero si para convertirlos en bonos hegemonizantes de la patria que compran la conciencia de individuos vinculados a estratos sociales medios y bajos.
Los empresarios no son el único problema de los altos costos de los bienes y productos. Luchan para mantener a flotes sus empresas y no sucumbir ante una progresiva devaluación indetenible que ha cerrado miles de comercios. Importar implica convertir bolívares a dólares enfrentando las devaluaciones constantes que descapitalizan al que no se actualiza en relación con la hiperinflación producto de la devaluación.
Los altos porcentajes fijados a los aumentos salariales decretados por el gobierno casi duplican el sueldo actual, pero no mejoraron el poder adquisitivo del venezolano, es dinero devaluado si lo comparamos con las divisas de economías extranjeras estables y productivas.
Cambiar radicalmente las políticas económicas es urgente y prioritario, si no lo hacemos, seguiremos caminando rumbo al abismo. El gobierno está obligado a no devaluar más, es necesario terminar con el sistema de cambio actual, donde el gobierno se maneja con dólares, euros, yuanes y petros, y el pata en el suelo con billetes nuevos de un cono monetario depreciado.
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