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Por Prof. Erasmo Lepage (Docente - Periodista- Investigador) / Foto Referencia 

La muerte no hace pacto con nadie, pero si cumple su compromiso ineludible con todos. Nadie escapa del inexorable encuentro con el destino, signado por un desenlace final que termina con la vida.

Adelantar los designios biológicos establecidos por la naturaleza para cada especie forma parte de los actuales riesgos asumidos por un pequeño grupo de individuos que juega sin miedo con la muerte. La juventud frenética y fogosa se convierte en la clase social que asume más retos prohibidos y penados por las leyes. Desafían la muerte pensando que es un simple sueño del que despertarán al día siguiente.

A diferencia del resto de la sociedad, la mayoría de los jóvenes que mueren en enfrenamientos, bien sea a manos de las fuerzas policiales o entre bandas, no tienen escolaridad, o solo lograron los primeros niveles educativos. Desconocen valores éticos  importantes y fundamentales para convivir en sociedad.

El conocimiento y la práctica generan destrezas y habilidades en los primeros momentos de la infancia que permiten entender la compleja estructura organizativa humana, en síntesis, se puede decir, que los competentes enfrentan con mesura y  responsabilidad las primeras etapas societarias de la vida. Por el contrario, los infractores juveniles al no conocer suficientemente las reglas del juego quedan desarmados de herramientas con las que desenvolverse y actuar.

Los delincuentes juveniles frecuentemente violan por desconocimiento las reglamentaciones de convivencia, generando como consecuencia una actitud defensiva del resto de individuos del conglomerado, surgiendo entonces de esta manera, una dura batalla luchada constantemente para mantener el equilibrio social. Los primeros intentando violarla, convirtiéndose en antisociales, y los segundos, defendiendo las reglas establecidas para mantener la balanza equilibrada aplicando las sanciones correspondientes que no subvierta el orden.

Los jóvenes transgresores inexpertos en la actualidad superan rápidamente las primeras etapas que generalmente transitan todos los que delinquen.  Inician con los delitos estatutarios en primer lugar, luego vienen las infracciones y las faltas rápidamente superadas. Por último los delitos graves y mayores que son los ocurridos diariamente.

¿Dónde se detendrá la espiral creciente de delitos juveniles? Datos estadísticos muestras que la juventud es mayoría, lo que obliga actuar con prontitud antes que sea tarde y el país termine sumergido en un caos total bajo los designios de jóvenes imberbes y asesinos.

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